lunes, 23 de noviembre de 2009

por un consejo del mar...

La presencia del productor Lee Scrath Perry es el comùn denominador de todos los referentes del reggae. Músico también, es el verdadero “genio del dub” al que tal vez refieran los Fabulosos Cadillacs. El dub es esa música cadenciosa e instrumental generalmente más lenta que el reggae, con efectos de sonidos de todo tipo (ecos, loops, reverberancias, coros lejanos) que invitan al trance hipnótico; sus mayores referentes son Mad Professor y el mismo Perry. Produjo a Bob Marley en sus comienzos y a casi todas las bandas buenas que vinieron después. Totalmente chiflado, cuenta que era obrero de la construcción cuando decidió irse a Kingston, y que fue aconsejado por el golpe de las piedras que arrojaba en su trabajo (piedra se dice “stone” en inglés y Kingston significaría King-stone). Tal vez no sea cierto, pero lo que sí fue cierto es que, estando grabando un disco de “The Congos”, sintió que la banda le había llenado de mala onda el estudio y lo incendió “por un consejo del mar"...

miércoles, 11 de noviembre de 2009

lunes, 9 de noviembre de 2009

Las leyes de la atracción

Mucha bibliografía habla hoy por hoy del tema, y conozco a varios que están temáticos con el asunto. Leen “El Secreto”, ven la película y también la parte dos. Te prestan el libro y a la semana te preguntan: ¿Qué te pareció?, piden que lo se lo devuelvas porque lo quieren leer de nuevo y tenerlo a mano.
Explicadas en términos sencillos, las leyes de la atracción son aquellas que sostienen que si pensás mucho en algo ese algo te va a suceder. No tenés que pensar en cosas malas, ni desearle el mal a otros (porque ya sabemos que es pecado). Tenés que pensar en lo que quieres que te suceda, pero reiteradamente. Por pensar en una Ferrari no te va a aparecer una Ferrari, sino que tienes que relajarte y pensar con convicción en una Ferrari y visualizar una Ferrari, sentir que la estás manejando y que las mujeres te desean porque tienes una Ferrari, en definitiva, tienes que “vivir” la Ferrari. Esto que te estoy diciendo es todo un secreto, lo sabía Julio Cesar, lo sabía Da Vinci (que está tan de moda decir que sabia cosas pero en secreto) y lo sabía Napoleón, ahora lo podemos saber todos. Lo de la Ferrari es un ejemplo, no creo que George Washington (que también compartía el secreto) pidiera una Ferrari, los más probable es que hubiera pensado y visualizado la libertad para todos los americanos, aunque se olvido de “sentir” la libertad de los negros. Napoleón, por ejemplo, visualizó que se garchaba a Maria Walewska, sintiò que se la garchaba y se la terminò garchando. Ojala hubiera visualizado a Rusia en una eterna primavera y con un poco de esfuerzo no le iba como le fuè. Así que, ya sabes, te acuestas a la noche, te relajas respirando profundo y cuando estés en estado alfa, visualizas lo que quieras que el universo te conceda. Tienes que tener constancia. No te lo va a conceder por una sola vez que lo pienses. Tienes que pensar en la Ferrari varias noches seguidas hasta que el universo armonice con tu mensaje.
De trabajar ni hablemos.

lunes, 2 de noviembre de 2009

infelices

Es evidente que tenemos un vacío existencial muy grande (¿tienen tamaño los vacíos?) y los tratamos de llenar de cualquier manera. También tenemos falta de identidad, no sabemos quienes somos como tampoco sabemos que hacemos aquí. Las soluciones que encontramos son las mismas para ambos problemas. La primera y más obvia es la religión (creemos en aquello que necesitamos creer) que nos da cierta identidad, toda vez que nos re-liga con nuestros co-religionarios. Pero también hay otras formas de llenar el vacío a la vez que averiguamos quien somos, y una de esas soluciones es el consumismo. Tal vez no sea tan obvio para usted, pero los expertos en marketing saben que es así. Para esta gente la relación angustia-consumo es directa, calmamos la ansiedad consumiendo; mientras que nos encontramos a nosotros mismos en ese producto, y nos identificamos con aquella marca; aunque esta satisfacción dura menos que las cuotas, una vez roto el celofán. Según ellos, cuando compramos liberamos una creatividad reprimida. Compramos con los ojos, o con el tacto. Las pilas Duracell están pintadas como si fuesen balas, para que cuando carguemos la linterna creamos que estamos cargando un arma. Consumir nos levanta la autoestima.
Somos unos infelices que vamos y volvemos, perdemos horas de vida en traslados de casa al trabajo y del trabajo a casa, y cuando estamos en un pueblo tranquilo nos parece aburrido porque al no perder tiempo en semáforos nos sobra el tiempo (valga la redundancia) y la angustia nos emerge.
Corremos desesperadamente para huir de la tristeza, y a mí, cuando me detengo a pensar estas líneas… me atrapa.