lunes, 2 de noviembre de 2009

infelices

Es evidente que tenemos un vacío existencial muy grande (¿tienen tamaño los vacíos?) y los tratamos de llenar de cualquier manera. También tenemos falta de identidad, no sabemos quienes somos como tampoco sabemos que hacemos aquí. Las soluciones que encontramos son las mismas para ambos problemas. La primera y más obvia es la religión (creemos en aquello que necesitamos creer) que nos da cierta identidad, toda vez que nos re-liga con nuestros co-religionarios. Pero también hay otras formas de llenar el vacío a la vez que averiguamos quien somos, y una de esas soluciones es el consumismo. Tal vez no sea tan obvio para usted, pero los expertos en marketing saben que es así. Para esta gente la relación angustia-consumo es directa, calmamos la ansiedad consumiendo; mientras que nos encontramos a nosotros mismos en ese producto, y nos identificamos con aquella marca; aunque esta satisfacción dura menos que las cuotas, una vez roto el celofán. Según ellos, cuando compramos liberamos una creatividad reprimida. Compramos con los ojos, o con el tacto. Las pilas Duracell están pintadas como si fuesen balas, para que cuando carguemos la linterna creamos que estamos cargando un arma. Consumir nos levanta la autoestima.
Somos unos infelices que vamos y volvemos, perdemos horas de vida en traslados de casa al trabajo y del trabajo a casa, y cuando estamos en un pueblo tranquilo nos parece aburrido porque al no perder tiempo en semáforos nos sobra el tiempo (valga la redundancia) y la angustia nos emerge.
Corremos desesperadamente para huir de la tristeza, y a mí, cuando me detengo a pensar estas líneas… me atrapa.

4 comentarios:

  1. Aguante Schopenhauer, quien sostuvo que la humanidad estaba condenada a bascular eternamente entre los dos extremos de la tensión y el aburrimiento. De hecho, el hastío es hoy causa de más problemas que la tensión y, desde luego, la solución no es la psiquiatría. Estos problemas se hacen cada vez más críticos, pues la progresiva automatización tendrá como consecuencia un gran aumento del promedio de tiempo de ocio para los obreros. Lo único malo de ello es que muchos quizás no sepan qué hacer con todo ese tiempo libre recién adquirido.

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  2. Las alternativas al desierto post capitalista no son ni podrían ser modernas, porque la modernidad es la madre del post capitalismo. Las alternativas sólo podrían ser anacrónicas. Las alternativas son: la poesía -que por algún milagro siempre parece sobrevivir en el desencanto posmoderno- y la evidencias de cierto sentido común existencial que se pone de manifiesto cuando padecemos necesidades, que son la madre de la inventiva (¿no era la banda de Frank Zappa?). En el fondo uno nace solo, vive solo y muere solo.

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  3. Uno de los autores que más me han marcado a lo largo de mi vida ha sido Daniel Goleman. Hace años leí Inteligencia Emocional, posteriormente Inteligencia Social y en estos momentos me encuentro inmerso en su nueva obra Inteligencia Ecológica (No se si al considerarme siempre como alguien con escasa capacidad intelectual ha provocado una necesidad de conocer un poco más sobre inteligencia en sí)

    El caso es que una de las cosas que más curiosidad me causaron en su primer Best Seller Inteligencia Emocional fue lo que él denominaba la demora de la recompensa. Una persona emocionalmente inteligente es capaz de decidir y no dejarse llevar por los estímulos externos. Para explicar la demora de la recompensa ponía el ejemplo de un experimento que se efectuó en un colegio donde los niños eran colocados en una de las aulas y se les entregaba un dulce. La profesora les explicaba que si después de un un rato permanecían sentados sin comerse el dulce que tenían delante se les entregaría otro como recompensa.

    El experimento demostró después de unos años que aquellos niños que habían permanecido sin comerse el dulce, se convirtieron en personas con puestos socialmente más altos que aquellos que no habían podido aguantar la tentación.

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  4. Cada día me convenzo más que los humanos nos dividiremos en dos, o más especies nuevas.
    Salvador Dalí se autodefinió cono "Avida Dollars" y sería el modelo de una subespecie humana.
    Otra Los buscadores de prestigio a travez del consumo de marcas supuestamente de prestigio , grupo muy numeroso.
    Otra podría ser los buscadores de "uno mismo", mas espirituales.
    Y así podría marcar dos o tres subespecies mas pero el tema es saber que parte tenemos de cada una, si mayoritariamente somos consumidores, místicos o disidentes

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